Veía
un día a través de las estrellas,
un brillo tardío
de claro nocturno,
y sentado soñando
entre flores bellas,
miraba tus ojos
y tus labios rojos.
Ví
a un árbol luchar contra el viento al soplar,
fijas tu mirada
en la diosa de la noche;
suspiras y despiertas
suave y tenue,
entonces brillas
y te elevas cual ángel del hombre.
Después
despierto y me encuentro a solas,
buscando en
la noche áquel rostro de niña;
escucho al viento
y miro hacia las estrellas,
pálidas,
tristes, taciturnas, saludando a la mañana.
Amanece,
y los rayos del sol avivan mis sueños,
escucho a las
aves trinar por todas partes;
camino sin prisa
entre el bosque de abetos,
en donde sentada,
dormitando me esperas.
Miguel
DIC/94
Inspirado
por HADA Miriam
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